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Y el SEÑOR me dijo:

—No digas que sólo eres un joven, porque irás a donde yo te envíe y dirás todo lo que yo te ordene. No le temas a la gente, porque yo estaré protegiéndote. Es la decisión del SEÑOR.

Luego el SEÑOR extendió su mano y me tocó la boca, y me dijo el SEÑOR:

«He puesto mis palabras en tu boca.

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